Hace mucho tiempo que considero las tiras de Mafalda como una auténtica guía, con frases tan geniales como «la vida moderna es más moderna que vida» (conozco a muchos ejecutivos de grandes empresas a las que se aplica perfectamente) o la declaración de rendición de Felipe: «hasta mis debilidades son más fuertes que yo». Hay muchas más.
Y hoy quiero recordar una que me viene a la memoria con frecuencia en muchos momentos, normalmente tratando con nuevos clientes, o ayudando a algún familiar en algún apuro (tecnológico), como pronto entenderéis.
Comenta Mafalda con uno de sus amigos: «Los perros, para vivir, tienen que ser perros. Los gatos, gatos y los caballos, caballos. Pero el hombre tiene que ser fontanero, abogado, ingeniero…»
Un buen trabajo suele estar prececido de años de estudio, primero en el colegio y luego en la universidad. Años de esfuerzo durante los que te enseñan conocimientos «artificiales» que no puedes adquirir fácilmente sin ayuda: matemáticas, física, química, cardiología… materias difíciles que exigen horas de estudio y práctica para ser dominadas y que, finalmente, te permitirán acceder al mercado laboral y desempeñar una profesión o un trabajo que no tiene nada que ver con «ser un hombre», sin más, un hombre prehistórico que caza con sus manos y unas piedras.
Ese es el peaje que hay que pagar para vivir en esta moderna sociedad.
Pero eso era antes. Porque ahora es mucho más complicado.
Mi padre, como muchas personas de su generación, se jubiló sin haber usado nunca una fotocopiadora. Tampoco sabía escribir a máquina. Tenía, tiene, muy buena letra y escribe unas cartas muy bien presentadas y legibles. Nunca programó un video para grabar una película de TV y el teléfono móvil lo utiliza exclusivamente marcando cada llamada: ni memorias, ni alarmas, ni fotos… ni por supuesto correo electrónico.
Se libró, por poco, de la revolución de la informática que nos ha caído a todos encima. Las siguientes generaciones no han tenido tanta suerte y, queramos o no, debemos vivir rodeados de ordenadores, tablets, iPhones y todo tipo de gadgets electrónicos en los que casi siempre hay un software que nos «ayuda» a hacer multitud de tareas.
Hace unos días, por poner un ejemplo, uno de mis 9 cuñados me pidió ayuda con unas fotos de un viaje. Aunque parezca mentira todavía usan en su casa máquinas de fotos «de carrete» (algo que me pone los pelos de punta casi tanto como cuando me llega un Fax del SIMO). Sin embargo, en esta ocasión se había llevado una cámara digital y tenía problemas para ver las fotos en su portátil.
¡No os podéis imaginar el desastre! Había creado carpetas, subcarpetas, más subcarpetas dentro de cada carpeta anterior… mezcladas con fotos en cada «nivel»… Estaba, con motivo, agobiado porque empezaba a pensar que había perdido sus fotos.
Empecé a ordenarle un poco el caos que tenía y me sorprendió su absoluto desconocimiento de las nociones básicas de Windows. No sabía crear una carpeta en el escritorio, ni usar dos ventanas abiertas a la vez, una al lado de otra, para mover las fotos entre ellas. ¡No conocía la distinción entre «mover» y «copiar» archivos! Y, a diferencia de mi padre, estamos hablando de una persona de mi edad (es decir, joven :)) que usa el ordenador cada día para trabajar.
¿Cómo puedo esperar que las empresas instalen programas de gestión documental y eliminen sus papeles si los futuros usuarios no saben ni mover archivos entre dos carpetas? ¿Cómo puedes hablar de herramientas para mejorar la productividad con alguien que no sabe el ABC, los aspectos más básicos de la herramienta que usa cada día?
Y entonces me acuerdo de Mafalda. Ahora el hombre no solo tiene que ser fontanero o ingeniero, tiene que saber informática. Quiera o no. Le guste o no. Haya hecho un curso en una academia o aprendido en su casa. Igual que tienes que saber inglés si quieres moverte por el mundo, tienes que saber informática para trabajar. En cualquier sitio.
Sea para escribir un informe, retocar un dibujo de un avión en autocad, o llevar la contabilidad de una empresa… necesitas manejar con soltura los ordenadores. Y, salvo que seas Botín o Mariano Rajoy y tengas un «asistente personal, becario o secretaria», también para contestar tu correo electrónico, escribir en Facebook o tuitear algo. No hay forma de librarse.
Es penoso ver a un médico, que te acaba de antender con gran profesionalidad y conocimiento del tema, teclear torpemente con dos dedos rellenando trabajosamente un informe en una pantalla. Es triste ver a una persona joven luchando, y sufriendo, con el portátil para ver unas fotos que acaba de hacer y teme borrar para siempre.
Así que, en resumen, es el momento de actuar. Si no lo has hecho antes en tu vida, ve ahora mismo a una academia cercana y apúntate a un curso de mecanografía. Te alegrarás el resto de tu vida. Y luego, a un curso de nociones básicas de uso de ordenadores. No tiene que ser muy largo, solo lo más basico.
Es lógico que en la Universidad se dediquen a enseñar materias complicadas, física atómica, a trasplantar un riñón… Conocimientos que no puedes aprender solo en tu casa. Pero escribir con los 10 dedos y manejar bien Windows te proporcionará muchísimo tiempo extra cada día.
Luego, me llamas y montamos un programa de gestión documental y tiras tus papeles a la basura.
…y el inglés, Fernando, y el inglés.
No sirve de nada ser un artista de la informática si en cuanto te sacan de tu «entorno seguro» te quedas bloqueado sin poder iniciar una conversación porque no sabes elegir entre «Load», «Push to talk» o «Mute».
Y peor todavía es que te venga un pimpollo que no sabe hacer la o con un canuto (ni con un compás, claro) y te diga que se merece un trabajo bien remunerado porque sabe informática e inglés. Luego van y se indignan cuando les dices que no, que esas son competencias básicas a las que hay que añadir conocimientos (y humildad) porque, como decía mi padre, «el respeto no se merece, hay que ganárselo».
Totalmente de acuerdo.
Por eso distingo aprender a ser médico, no te queda otra que ir a al Universidad, de la mecanografía que aprendes en una academia cualquiera o en tu propia casa. Son complementos a un oficio «serio». Aunque en mi caso se haya convertido en mi trabajo.
Gracias por el comentario.
JAJAJA.
Muy bueno.
De todos modos creo que eso le afecta sólo a un grupo social muy concreto. Los «peques» están «sobradamente preparados» para esto. El problema es que estamos hablando de gente de 45-65 años, que ahora mismo son los que más experiencia tienen en sus campos, dirigen empresas, etc.
Habrá que esperar que estas generaciones vayan pasando el testigo. Entonces sí «venderemos aplicaciones de Gestión Documental» como rosquillas 🙂 (es broma).
Por cierto, tenía muchas ganas de saludarte, de decirte que me encanta tu blog (he tardado DOS DÍAS ENTEROS en leer ABSOLUTAMENTE TODOS tus post, pero el esfuerzo ha merecido la pena), y que me tendrás por aquí, pues en breve espero ser «competencia tuya (con todos los respetos, maestro)».
Recibe un cordialísimo saludo de tu fan número 1. Javier Trigo.
Tengo mis dudas sobre la próxima generación, los «nativos digitales». Quizás sea porque tengo 50 sobrinos (sí, 50) de todas las edades entre 0 y 30 años y lo que veo no me parece nada interesante. Jugar a la Play, bien. Descargar música, expertos. Pasarse días enteros jugando al World of Warcraft, unos campeones. Pero como usuarios de ordenadores la mayoría van muy justos. Y las niñas, por el motivo que sea, ni idea la mayoría.
Entre los 20 y los 50 hay gente casi fanática de la informática, a pesar de no ser «nativos» digitales. Pero las nuevas generaciones quizás lo ven tan natural que no disfrutan de los avances. Al menos no como yo lo he hecho.
En cuanto a tu «competencia», espero que no sea muy dura.
Gracias por el comentario. ¿Nos vemos en el SIMO? Estaré los 3 días en mi stand.
Un post brillante, Fernando. Mis padres me llevaban a clases de mecanografía y aquello me parecía tedioso e inservible. Ahora, con 27 años, mucha gente se sorprende de mi rapidez al escribir cuando no exclama: «¡ala!, ¡escribes con todos los dedos!». Y respecto a los conocimientos de ofimática, totalmente de acuerdo. Mucha gente necesita cursos básicos de Windows antes que saber manejar el ERP o CRM de la empresa. Imagínate la didáctica de la que tienes que echar mano para explicar a algunos empleados qué es, por ejemplo, un metadato y para qué sirve.
Yo no soy competencia tuya, pero estoy muy metido en el mundo de la gestión documental. Enhorabuena por el blog.
Gracias por el comentario. Ahora el reto es que los jóvenes y los no tan jóvenes se conciencien y aprendan a usar «su» herramienta.
Estoy feliz de ver que ahora la gestión de un día de escuela de pensamiento para cambiar el ambiente de la escuela en especial aquellos que quieren estudiar y en actividades extracurriculares. Debo decir que el software de gestión escolar traerá un control sobre los estudiantes para comprobar si están haciendo bien en el mundo académico o no.
[…] cierto que la informáticaes una maldición que nos ha caído encima a todos. Nos guste o no. He hablado de esto antes. Pero igualmente hay muchas otras tareas y obligaciones que tenemos que hacer, queramos o no. […]