En este mundo loco que nos ha tocado vivir, lo único constante es el cambio. Aunque esto también es discutible, porque el cambio más que constante es acelerado, cada vez más. Nuestra vida cambia cada día. La forma de comunicarnos con los demás, los aparatos que utilizamos continuamente, nuestras herramientas de trabajo, la forma en que ocupamos nuestro tiempo libre…
Y en esta vorágine de cambio, hay vencedores y vencidos. Los SMS se enviaban por cientos de millones hace solo 4 ó 5 años. Hoy casi han desaparecido. Second Life, el Messenger, los chats… borrados del mapa por Twitter, Facebook o Tuenti. Las Blackberrys que tenía todo profesional o ejecutivo… hoy residuales o en manos de adolescentes que se mandan mensajes gratuitos… relegadas a un segundo término por el iPhone y los terminales con Android.
Hay productos nuevos, inesperados, que triunfan de la noche a la mañana, como el iPad. Y grandes decepciones, que surgen con fuerza en muy pocos años, para morir en menos tiempo aún, como los netbooks.
Lo importante en este entorno cambiante (del que ya hablé antes, desde el punto de vista de la informática), es adaptarse, evolucionar, no quedarse petrificado viendo cómo todo cambia a nuestro alrededor.