Ya he comentado en varias ocasiones que considero que ordenar tiene dos finalidades muy distintas. Una es puramente «estética«. A todos (creo) nos gusta la idea de sentarnos al lado de una chimenea con una biblioteca perfectamente ordenada. Los libros alineados. Los grandes con los grandes. Los pequeños en un estante pequeño. Hay algunos a los que nos gusta más, a mí mucho, y otros lo valoran menos. Pero creo que, en general, todos preferimos trabajar en un despacho ordenado que en un caos de papeles y objetos. Otra cosa es que tengamos tiempo y ganas de tenerlo «perfecto».
Pero hay otra cualidad muy diferente del orden: encontrar las cosas. Ahora no es un aspecto frívolo ni secundario. Ahora me refiero a productividad, a ahorro (de tiempo y espacio), a optimización de mi forma de trabajar. (más…)