Hace unos días leía una noticia sobre la transición de los usuarios a Windows 8. En resumen: «no va muy bien». Son muchos menos de los esperados. O quizás debería decir deseados (por Microsoft, claro).
Yo mismo, que me lancé rápidamente a los brazos de Windows 7, no tengo ninguna intención de cambiar a corto plazo.
¿Porqué habría de hacerlo?
Mi Windows 7 va de maravilla. Me da todo lo que necesito. ¿Porqué cambiar algo que funciona bien? Muy bien en este caso.
Todos recordamos el desastre de Windows Vista. De hecho, hay todavía millones de usuarios de Windows XP que, en vista del fracaso de Windows Vista, ni siquiera se atrevieron a cambiar a Windows 7.
Las actualizaciones de software son uno de los peores efectos colaterales de esta llamada sociedad de la información (o de la informática, en un término menos vistoso). Cada cierto tiempo tenemos que empezar de nuevo. Al cambiar de teléfono (menos con el iPhone, gracias a dios), al cambia el Word o el Excel, al cambiar el programa de contabilidad… Y, lo peor de todo, cuando cambiamos el sistema operativo.
¿Es necesario tanto cambio? ¿Compensa el esfuerzo y el tiempo de aprender el nuevo software? Está claro que no siempre. Y esta es la clave: ver si las novedades que incorpora la nueva versión merecen la pena. Así, literalmente. Repasar la lista de mejoras y dedicarle un poco de tiempo a imaginar si las vamos a utilizar y cuánto tiempo ganaremos.
En ocasiones no hay duda: es un cambio legislativo. O resuelven un problema con mi versión anterior. O, mejor aún, hacen algo que necesitaba, que echaba en falta.
Pero en algunos casos las ventajas del nuevo programa no me interesan en absoluto. ¿Para qué quiero un nuevo interfaz si el que tengo actualmente me gusta y lo conozco (estoy pensando en Windows 8, por ejemplo? ¿Para que necesito un botón que se conecta con la NASA y me permite ver a los astronautas en la Estación Espacial? Hay funciones mucho menos interesantes que éstas y que, sin embargo, vienen de serie en programas que usamos todos los días.
Hace solo un par de semanas llamamos a uno de nuestros clientes más antiguos del programa de gestión documental (ArchivaTech). Le comentamos que la nueva versión incorpora dos opciones que él no tiene en su vieja versión: gestión de flujos de trabajo (Workflow) y acceso remoto vía Internet. Si quería, se la actualizábamos gratuitamente, dentro del soporte técnico contratado. No lo dudó más de unos segundos: «Me quedo con mi versión actual. No necesito esas novedades».
Esto pasa todos los días: lo que para un cliente es imprescindible para otro es innecesario. El problema es que muchas veces los fabricantes de software no te preguntan: te obligan. Y en muchos casos casi te insultan: «Whataspp ya no funciona en tu iPhone 3G. Estás obsoleto». Y ahora tengo que tirar a la basura un móvil porque tiene 3 años. ¡Qué dinosaurio! ¡3 años! (esto le ha pasado a millones de usuarios hace unas semanas).
Claro que también hay que ponerse en el lado de los fabricantes. Si no actualizas tu producto al menos una vez al año, las nuevas versiones de la competencia te dejan obsoleto. Y los propios clientes te dirán que tu software no tiene no sé qué función, que tienen los demás. Aunque quizás ellos no la vayan a utilizar.
En definitiva, hay que tomar una decisión entre la comodidad de usar un software conocido y la posibilidad de acceder a nuevas funciones y posibilidades.
Los fabricantes están obligados a innovar y te ofrecerán sus nuevos productos regularmente. Tú, como usuario, deberás elegir cuándo merece la pena cambiar. Y elegir tu ritmo y la versión que te interesa. No la que le interesa a ellos.
Personalmente, como usuario, en muchos programas me actualizo una de cada dos versiones. A veces incluso una de cada tres. No me quedo muy atrás y pierdo el tiempo en el cambio cada dos o tres años. Creo que es un buen equilibrio.
Me parece que cuando una empresa utiliza en exceso estrategias comerciales basadas en la obsolescencia programada es porque está claramente en una situación de falta de ideas. La pena es que así nos encontramos a buena parte de la industria, que queda descolocada ante nuevas ideas y no sabe reaccionar salvo colocando productos no necesarios a clientes y usuarios secuestrados por el coste de una migración hacia un software distinto.
Hoy encontré tu blog buscando información de cliente/servidor, me gusta como expones tus ideas y las respeto, pero algunas no las comparto, probablemente muchas veces una actualización implica tiempo para aprender a manejar las nuevas funciones, si es que las necesitamos, sin embargo, depende también del tipo de personalidad de los usuarios, por ejemplo yo disfruto con las nuevas actualizaciones, me encanta probar todo tipo de software y es muy difícil que sea fiel a un producto, siempre estoy dispuesto a mirar que esta haciendo la competencia de las aplicaciones, programas o sistemas operativos que uso y realmente odio que no saquen nada nuevo.
Es como todo, tengo una empresa de confección de ropa y nos visitan todo tipo de clientes, el que quiere el vaquero clásico que nunca lo va cambiar, que en caso de comprar uno nuevo escogería el mismo y las personas que son adictas a la moda, que sino encuentran algo nuevo inmediatamente se van para la competencia.
En cuanto a productos electrónicos he tenido de todas las marcas, colores y sabores, en este momento tengo un Galaxy S3 pero en cuanto salga el S4 sino tienen cambios importantes, cosas que impacten, diferentes, empezare a mirar otros fabricantes. He probado los iphone (las versiones 3, 4 y 5) y son de los mejores celulares que hay en el mercado, sin embargo la falta de innovación entre las versiones hace que me aburra.
Felicitaciones por tu blog
Comparto tu interés por la innovación y la búsqueda de nuevos productos… en ciertos ámbitos.
Me gusta cambiar de móvil, pero no de sistema operativo o procesador de texto. Al menos demasiado frecuentemente.
El tiempo para aprender cosas nuevas es limitado.
Acabo de instalar Skydrive, pero en realidad lo que hace lo cubre Dropbox. Y me ha llevado casi una hora instalar el software, configurarlo, hacer las primeras pruebas, sincronizarlo con el iPad…
Como siempre, en el punto medio está la virtud.
Gracias por el comentario.
Pues yo tengo windows Vista y me funciona super bien. Lo que me da pánico es windows 8. Y lo que más asco me está empezando a dar son las actualizaciones de Android, de Google. Yo que soy anti apple al final me voy a tener que cambiar. 😦 Compras un galaxy note 4 o cualquier android, viene con un montón de apps de google que no quieres y sólo ocupan memoria y lo peor, venga a mandarte actualizaciones casi a diario, que son un coñazo, y haces un update porque estás harta de ver un mensaje cada día diciéndote que actualices a lollipop, lo haces y luego el móvil no funciona. Anda ya. Hacen cada pifia. Que no actualicen NADA si no están preparados, leñe.