Algunos consejos para resolver pequeñas «averías».
Me gusta pensar que este blog resulta útil a gente «normal», a usuarios «corrientes» que encuentran aquí consejos útiles para su trabajo con las herramientas informáticas en general y la gestión documental en particular. Es por eso que voy a compartir una experiencia que, aunque carente de todo «glamour» tecnológico y sofisticación técnica, puede resultar útil a algún lector. Hoy he ahorrado una llamada al servicio técnico de la ADSL, un tiempo sin acceso a Internet a la espera de su visita y una, seguramente, abultada factura. ¡Y todo por no rendirme al pensar que todos los problemas «tecnológicos» tienen una solución terriblemente complicada! Creo que el premio merece la pena, aun a riesgo de escribir un artículo bastante vulgar y corriente.
Me centro: situación típica de un familiar: ordenador nuevo, ni idea de informática (ni ganas de aprender nada) y petición de ayuda al «experto» de la familia aprovechando una visita. Le arranco el equipo, configuro el idioma y poco más. Afortunadamente en esto hemos avanzado mucho. ¿Y cómo me conecto a Internet? Mañana vas a una tienda de las que hay a docenas en cada ciudad, pides un modem 3G por USB y una tarifa plana. ¿Seguro que no tienes ADSL? (hasta ahí llega su ignorancia, no sabe si tiene ADSL en casa). Reviso la entrada del teléfono (hubo un router hace tiempo, pero no ahora)… y me acuerdo de que tiene Imagenio. Voy a la televisión y ¡sorpresa! Sí tiene un modem. Y con una antena WIFI. Le doy la vuelta al cacharro y, menos mal, en una pegatina está el nombre de su punto de acceso y la clave WEP. Arranco el ordenador, elijo la red, introduzco la clave: Éxito. Cualquier niño de 15 años lo sabe hacer, aunque mi hermano no. Cuando ya me iba a ir, me llama de nuevo: No puedo entrar en la página de Google. ¡Qué torpe! pienso. Ni sabe meter una dirección tan sencilla como esa. Mando a mi niño de 12 años a que le ayude y no lo consigue. Resignado me acerco yo. Es verdad, no se conecta ni a Google, ni a ningún sitio. ¡Si hace un minuto funcionaba!
Y aquí quería llegar: ¿cuántas veces te has visto en una situación similar? Haces todo «bien». Sigues las indicaciones una a una. Juras y perjuras a quien te lo pregunte que todo está bien hecho. ¡Pero no funciona! Una conexión a internet, el acceso al banco on-line con el DNI electrónico, la impresión a doble cara de un PDF, el disco duro externo para hacer una copia… Y es que la informática es muy puñetera. Un solo error, por mínimo que sea, un solo parámetro mal configurado, una opción seleccionada, o no… y aquello no funciona. Sin dar explicaciones. Eso no pasa en muchas otras tareas cotidianas. Si enciendes la radio del coche, no deja de funcionar el limpiaparabrisas. Si te abrochas mal un zapato, no se te cae el cinturón. Si pones un minuto de más en el microondas, no deja de funcionar la olla a presión. La informática es muy caprichosa. Aunque siempre mantengo en público que hay una explicación para todo lo que ocurre (después de todo soy ingeniero, no brujo) la relación causa-efecto es a veces tan poco evidente que es más fácil echar la culpa de los problemas a un duende que a una instalación defectuosa. Se lo digo con frecuencia a los técnicos en la empresa. «Nosotros sí tenemos que saber por qué funciona, o no, nuestro software». El cliente espera que, como mínimo, sepamos eso. No podemos decir, como mi suegra, que «es cosa del demonio». No queda muy profesional.
Por eso, cuando me vienen con algún problema más o menos insoluble, se repite esta situación más de una vez: ¿Lo has revisado todo? Sí, todo, paso a paso. ¿Has comprobado tal cosa? Sí, está bien. ¿Y tal otra? Sí… y finalmente les digo: «Vuelve a empezar por esta parte». ¡Pero si eso está bien! Y entonces llega mi frase «lapidaria» fruto de 26 años en el negocio: «Si todo está bien, ¿por qué no funciona?» Algo habrá mal, que tú «crees» que está bien. Y cómo no sabes qué es, pues empieza de nuevo. ¡Y piensa que está mal! No des por sentado que «todo» está bien porque «algo» estará mal. Casi siempre la historia acaba con un «… es verdad, la conexión que daba por buena, resulta que estaba mal» o «el cable, que estaba aparentemente bien, estaba mal enchufado» o «creía que la impresora estaba ya instalada y resulta que no». La mayor parte de las veces errores elementales, equivocaciones sencillas de resolver.. una vez que las has localizado (contaría ahora el chiste del técnico de IBM y el tornillo de 1.000€, pero seguro que ya lo conoces).
Porque, y este es mi resumen tan poco técnico de este artículo, con frecuencia buscamos los errores o problemas en aspectos muy complicados que exigen un conocimiento profundo o un trabajo de instalación muy laborioso, y la solución resulta ser muy sencilla. Mi experiencia es que, cuando no sabes qué pasa y has agotado tus recurso, revisa todo de nuevo, empezando por lo más sencillo. Pero sin dar por sentado nada. Así se resuelven el 50% de las incidencias, si no más.
Y no me he olvidado de mi anécdota de ayer: ¿por qué no se conectaba el portátil de mi hermano al alejarme 8 ó 9 metros del router? No es porque tenga poco alcance, no es porque se desconfigure solo (cuantas veces he oído eso), no es porque él sea muy torpe. Simplemente era porque la antena estaba suelta, no tanto como para caerse (habría sido muy evidente), pero sí lo suficiente como para no hacer un buen concacto. Al mover el router ya me pareció un poco floja, pero no le di importancia. Un par de vueltas al tornillo y la señal de intensidad pasó al máximo. Sí, muy fácil, pero ha faltado muy poco para que decidiéramos llamar al técnico. Y seguro que si viene, se trae un router nuevo para cambiarlo y es capaz de tirar el viejo sin darle la menor oportunidad.
En definitiva, en tus problemas con la informática, la «navaja de Ockham» también tiene aplicación: con frecuencia la solución más simple resulta ser la correcta.
Nota: comentando este post con un amigo «del gremio» me comentó un caso similar de pérdida de la señal WIFI en toda la empresa de un cliente. Era un empleado que llegaba con el casco de la moto y lo ponía justamente encima del router, bloqueando la señal. Puede sonar gracioso, pero tuvo que enviar un técnico (y cobrarlo) para «arreglar» la instalación «defectuosa».
la informatica es muy compleja pero aun mas en el momento de abordar una situacion en particular puesto que la reacion comprende una larga secuencia de ordenes interrealacionadas. Por tanto una sola orden desconfigurada y te cambia el esquema de solucion