Una experiencia muy positiva (por una vez).
No quiero que este blog sea de «informática general» ni mucho menos de «nuevas tecnologías», pero es una pregunta frecuente estas últimas semanas la compatibilidad de nuestro software con la última versión de Windows, las preguntas sobre el rendimiento, si es mejor que Vista (de eso no hay duda)… Así que me animo a contar mi experiencia cambiando mis tres ordenadores al nuevo sistema operativo. Creo que es una información valiosa para que otros tomen sus propias decisiones.
No suelo montar el sistema operativo cuando cambio un ordenador. Es la suerte de tener 10 técnicos en «casa» que lo saben hacer mucho mejor que yo. Y eso que me ahorro, porque suele ser un latazo. Así que cuando nos llegó una versión de evaluación, pero ya definitiva, hace algo más de un mes le pasé mi tablet PC a uno de los programadores, que tiene uno similar, para que me lo montase. Era el único ordenador de la empresa, de más de 30, con Windows Vista (del que, afortunadamente, ya podemos empezar a hablar en pasado). En los últimos meses lo usaba muy poco, en favor de un modesto netbook con XP, porque la última versión del antivirus lo había dejado hecho un trasto, insoportablemente lento.
Curiosamente el último empujón para decidirme a instalar «el 7» me lo dió un comentario similar a éste en un blog en el que comentaba el autor la instalación en un ordenador igual al mío. Todo fue bien, los drivers se instalaron sin problemas, todo funcionaba. Incluso el reconocimiento de la escritura manual en la pantalla táctil, el único motivo por el que utilizaba Vista en este equipo. La primera experiencia se saldó con un éxito rotundo.
Hace dos semanas aproveché que el ordenador de casa estaba ya realmente viejo, pesado, lento y, sospecho, lleno de malware, spyware y todo tipo de x-ware. Lo utiliza mi hijo adolescente y está todo el día en el Tuenti, Messenger y demás inventos. Yo apenas lo usaba. Y, además, hacía un ruido bastante molesto. Estaba deseando que llegara Windows 7 para cambiarlo todo, hardware y software, de una vez. Cambiar de ordenador es como la gripe, no es grave, pero es un latazo. (Y como a Mac no me puedo pasar, por mucho que me gusten las máquinas que hacen y el funcionamiento, y la estética…mis clientes usan Windows, y yo tengo que usar Windows, y probar la última versión cuanto antes…)
Esta vez, por aquello de que estaba en casa y de vez en cuando intento reciclar mis habilidades como técnico, lo instalé yo solito. ¡Y me fué muy bien! Rápido, intuitivo, con muy pocas preguntas. Solo un par de «reinicios»… No creo haber montado un sistema operativo tan rápido nunca.
Ya solo me quedaba el ordenador de la oficina. Todavía en XP y con el Office 2003. Y con 170Gb de datos. 3 horas para copiarlos a un disco externo. Y otra hora adicional para la copia de seguridad del correo electrónico. ¡No quiero pensar en perder los correos! Tengo varias docenas de carpetas muy bien ordenadas y unos cuantos miles de correos. ¡Hice 3 copias distintas antes de formatear el disco duro! Tengo copia de los documentos imporantes en mi gestión documental, pero no es una copia completa, sobre todo del contenido de los mensajes.
Pero el viernes por la tarde, con el colchón del fin de semana para imprevistos, le dí al botón y, en menos de 10 minutos estaba mi Windows nuevecito instalado (ayuda mucho tener un disco a 10.000 rpm, algo que comentaré otro día para los que quieran rendimiento). Volver a montar todo el software me ha llevado varias horas más, pero estoy realmente sorprendido de la facilidad del nuevo Windows. Parece que esta vez Microsoft ha aprendido que estamos hartos de tonterias, brillos y colorines y que lo más imporante, lo que realmente buscas en un sistema operativo, es que funcione bien, rápido, que sea ágil. Si además es bonito, vale, pero solo después de que sea rápido. Les ha costado mucho tiempo y supongo que dinero, pero parece que con el desastre tan absoluto del Vista han aprendido la lección.
Así que, «el Vista ha muerto; viva el 7»
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