No quería volver a tratar este tema tan pronto, pero es una anécdota de esta misma mañana y la quiero compartir por su interés.
Un amigo abogado se ha comprado un ordenador hace unos días. Realmente muy barato. En una conocida «mega-tienda» con vendedores «mega-tontos».
Es un ordenador «de marca» (los clónicos ya son historia), con Windows 7 original, 750 Mb de disco duro… un «maquinón», un monstruo.
Hasta aquí vamos bien. El problema surge al montar los programas que utiliza habitualmente. Alguno no funciona. Y la impresora no va bien. ¿Qué le pasa a mi flamante ordenador?
Resulta que el Windows es la versión de 64 bits. Y los 64 bits están pensados para proporcionar una potencia de cálculo enorme a estaciones de trabajo de diseño gráfico, cálculos de ingenieria o servidores que atienden a miles de usuarios, por ejemplo. Los programas habituales «de escritorio» no suelen estar preparados para estos sistemas operativos, porque no es su público esperado.
¿Me puede alguien decir para qué quiere un abogado el ordenador de la NASA para escribir 5 folios en Word, mandar un correo y escanear un par de folios?
Cómo decía un conocido anuncio, La potencia sin control no sirve para nada. Mi amigo nunca utilizará el exceso de potencia de pasar de 32 a 64 bits, pero lleva días peleándose para echar a andar los programas más corrientes del mundo, que funcionan perfectamente con la versión «pequeña» de 32 bits.
Alguien le debería decir a los vendedores, y fabricantes, que «Más no siempre es mejor» (o que no vendan un Ferrari para ir a la compra, aunque no quería repetirme tanto). En este caso al menos no le ha costado más dinero, aunque tiempo, le está costando mucho.
Deja una respuesta